
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) se ha convertido en una de las entidades diagnósticas de mayor interés en el área del neurodesarrollo en los últimos años. Parte de este interés se debe al aumento de diagnósticos producto de un mayor conocimiento de las estructuras cerebrales y de las funciones cognitivas.
La mayoría de los estudios e investigaciones en el área del autismo son en la primera infancia o etapa preescolar, cuando se busca describir y determinar el funcionamiento neurocognitivo y comportamental de estos niños, a través de evaluaciones estructuradas y sistematizadas adaptadas a ciertos modelos del neurodesarrollo.
En este sentido, se han buscado distintas formas de obtener resultados descriptivos y amplios que permitan conocer el perfil del desarrollo de niño (sus fortalezas, oportunidades, amenazas y debilidades), para diseñar planes de tratamiento personalizados, específicos, sensibles y que se ubiquen en la zona de desarrollo próximo de estos niños para alcanzar la estimulación de estas funciones cognitivas.
Autismo en adultos
Durante los últimos años, el interés por conocer el funcionamiento detallado de los pacientes adutltos con Trastorno del Espectro Autista (TEA) se ha ido incrementando, fundamentalmente porque la mayoría de los niños que fueron evaluados al inicio de los 90 y al principio de la década de los 2000, empezaron a crecer y estos mismos niños siguieron manifestando algunas diferencias comportamentales y disfunciones ejecutivas (características de su neurodiversidad), pero ahora como adultos.
En la adultez, las alteraciones comportamentales y ejecutivas representan mayores consecuencias negativas, mayores etiquetas y rechazo, aumento de las demandas sociales e incluso considerar algunos elementos legales asociados al hecho de ser mayor de edad.
Por eso se considera fundamental la detección y diagnóstico temprano de los TEA porque una vez conocido el funcionamiento del paciente, se conocerán los apoyos y adaptaciones necesarias que va a necesitar o que podrían ayudar a mejorar su procesamiento sensorial o el despliegue comportamental subsiguiente.
Autismo en adultos: desafíos
El tratamiento del TEA en la adultez ya no constituye un proceso únicamente lúdico y de desarrollo de habilidades cognitivas y sociales, sino más bien integra la responsabilidades y los aspectos inherentes a la etapa de desarrollo de la adultez, por que se da mayor importancia a la valoración vocacional, las habilidades y competencias laborales así como al abordaje de las relaciones interpersonales, un reto importante para quienes tienen dificultades en las habilidades sociales.
En la adultez mayor algunas de las manifestaciones comportamentales asociadas a los TEA, como las estereotipias y conductas hiperactivas, pierden intensidad y por lo general al llegar a la adultez mayor tienden a disminuir los picos de desregulacion emocional.
Uno de los principales retos que implica el autismo en adultos está en lidiar con los efectos del consumo a largo plazo de medicamentos como antipsicóticos, antidepresivos y estabilizadores del estado de ánimo, debido a que el uso prolongado de este tipo de medicamentos puede influir directamente en el peso y/o en el desarrollo de síntomas neurológicos como inestabilidad y alteraciones gastrointestinales.
Por otra parte, cuando el adulto muestra alteraciones en su comportamiento corre el riesgo de terminar internado en instituciones geriátricas una vez que alcanza la adultez mayor. En esos casos, el riesgo está en que muchas veces los responsables de estos centros no saben o no pueden brindar los servicios de cuidados necesarios para garantizar el bienestar y la estabilidad de estos pacientes.
Validar al adulto con autismo
Si los pacientes cursan con importantes déficits cognitivos o grandes alteraciones sensoriales la mirada debe ser aún más sensible centrada en la validación y reconociendo las necesidades de estos pacientes. A tal fin, existen distintos métodos de intervención como lo podría ser la estimulación basal que busca promover la comunicación y rescatar los elementos esenciales del ser humano.
En esta etapa de la vida también será fundamental y prioritario la búsqueda de la regulación emocional. Esto significa que los adultos mayores que tengan compensandos sus afectos, podrán tener una mejor experiencia cotidiana.
Para esto es fundamental mantener los niveles de motivación y realizar actividades que sean de dominio del sujeto, es decir actividades que ya conozca, disfrute y realice con facilidad, para estimular a esta persona incluso incrementando sus niveles de dopamina.
Algo significativo en esta y en cualquier etapa de nuestras vidas será la red de apoyo y el grupo familiar con el que cuenta el paciente, el afecto, el vínculo, el intercambio lo fortalecerá ante cualquier situación.
Los pacientes aislados y solitarios tienden a tener la menor esperanza de vida así como una disminución de su calidad de vida. En el Instituto Tobias rescatamos la importancia de incluir a las familias como parte de cualquier intervención de estimulación cognitiva.
Es mucho lo que falta por aprender en relación a la adultez mayor y el trastorno del espectro autista, sin embargo parece que todo apunta a garantizar el bienestar y calidad de vida de los individuos y reducir los riesgos y amenazas que puedan tener.
Con la ayuda de la comunidad y de las familias; realizando intervenciones multidisciplinarias que contemplen a este individuo en su totalidad y como un ser. Esta es fundamentalmente nuestra misión en el Instituto Tobias.
Por:
Lcdo. Jason Ochoa
Neuropsicólogo
Terapeuta Cognitivo Conductual
Referencias Bibliografías
Vidriales, Hernandez y Plaza (2016) Envejecimiento y Trastorno del Espectro Autista. Autismo. España.